09 June 2009
Curso en Honduras para minimizar riesgos en cobertura del crimen organizado
El crimen organizado es una de las amenazas principales para la libertad de expresión y por la cual centenares de periodistas en América Latina ya han perdido su vida.
El crimen organizado es una de las amenazas principales para la libertad de expresión y por la cual centenares de periodistas en América Latina ya han perdido su vida.
Para prepararlos y que sepan cubrir la noticia y minimizar el peligro personal, la Sociedad Interamericana de Prensa, SIP, está brindando el seminario Los riesgos frente al crimen organizado y la delincuencia juvenil, a varios comunicadores de Centroamérica, México y Puerto Rico, en esta ciudad.
Particularmente nuestra tarea y misión es ayudar a los periodistas para que sepan minimizar los riesgos en las coberturas cotidianas.
Tratamos de que ellos sean comprendidos y que expertos que han enfrentado problemas en sus países de origen puedan orientarlos sobre cómo manejar la información. Los periodistas son amenazados por sus fuentes o por el crimen organizado por lo que opinan, denuncian e investigan.
El desequilibrio entre la necesidad de informar y el crimen organizado en querer ocultar genera el riesgo, señaló Ricardo Trotti, director del Instituto de Prensa de la SIP.
Trotti dijo que hay periodistas que son asesinados en el fuego cruzado, simplemente por desconocimiento y no saber tomar las precauciones, por lo que hay mucho que aprender.
Uno de los oradores del seminario es el antropólogo y coordinador del Programa de Comunicación de la Facultad de Latinoamericana de Ciencias Sociales, en Quito, Ecuador, el italiano Mauro Cerbino.
Cerbino incitó a los periodistas a investigar los hechos delictivos y saber identificar los diferentes grupos de asociaciones ilícitas.
Se tiene que tener la capacidad y destreza e ir a las fuentes primarias para recabar la información, hay que hacer todo un trabajo de acercamiento y conservar la imagen del periodista.
Siempre se debe dudar de las versiones rápidas. El periodista que reproduce sin ampliar con otras fuentes comete un error grave, se convierte en un amplificador de la Policía y el Ministerio Público. Debe ir a la calle a investigar. No tener miedo, pero tampoco creerse héroe, expresó Cerbino.